Conversaciones con una IA sobre Psicología – 5 –
El protocolo SVA (Statement Validity Assessment) y el criterio CBCA (Criteria-Based Content Analysis) son dos enfoques utilizados para evaluar la credibilidad del testimonio en casos de abuso sexual. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la fiabilidad y validez de estos métodos han sido objeto de debate en la comunidad científica.
El protocolo SVA se basa en la premisa de que las declaraciones verdaderas de los niños víctimas de abuso sexual difieren de las declaraciones falsas o fabricadas en varios aspectos. Utiliza una variedad de indicadores, como detalles sensoriales, inconsistencias internas y reacciones emocionales, para evaluar la credibilidad del testimonio.
Por otro lado, el criterio CBCA se centra en el contenido de las declaraciones y busca identificar características que se consideran típicas de las declaraciones verídicas. Estas características incluyen la riqueza de detalles, la estructura narrativa y la especificidad de los eventos reportados.
Aunque estos enfoques han sido ampliamente utilizados en la evaluación forense de testimonios infantiles, su fiabilidad y validez han sido cuestionadas por diversos estudios científicos. Algunas críticas señalan que los indicadores utilizados en el protocolo SVA y el criterio CBCA pueden no ser específicos para distinguir entre declaraciones verídicas y falsas, y que su aplicación puede estar sujeta a sesgos e interpretaciones subjetivas.
En la actualidad, los profesionales forenses y expertos en la evaluación de testimonios infantiles recomiendan utilizar un enfoque multidimensional y basado en la evidencia para evaluar la credibilidad del testimonio. Esto implica considerar múltiples fuentes de información, incluyendo entrevistas forenses especializadas, evaluaciones del contexto, evaluaciones del desarrollo infantil, corroboración de la evidencia y análisis de patrones de comportamiento y comunicación.
Es importante que los profesionales involucrados en la evaluación de testimonios infantiles estén al tanto de la investigación actual y las mejores prácticas en el campo, y sigan los estándares y directrices establecidos por su respectiva jurisdicción. Esto garantiza que la evaluación de la credibilidad del testimonio se realice de manera ética, rigurosa y basada en la evidencia científica más actualizada.