Psicología Sanitaria – la vergüenza —

Ser vergonzoso, introvertido, tímido, no es malo, solo hay que saber como hacerlo compatible con la vida social, ven a vernos !

¿De qué te avergüenzas?

Seguramente hayas conocido a alguien bastante tímido/a. La vergüenza es una emoción social completamente normal y necesaria que cumple la función de tratar de cumplir con las expectativas y ser aceptado. No se trata de ser parte del ganado, es algo más adaptativo que eso. Imaginad que todos nos comportásemos de manera totalmente distinta en un grupo, en un aula, en una sociedad… Las relaciones sociales serían bastante caóticas, no existiría ni siquiera un consenso mínimo de comportamiento y conducta aceptables.

La culpa y la vergüenza se parecen bastante. Ambas son emociones sociales y en ambas aparece la auto observación. Durante este proceso, uno se vuelve muy consciente de sí mismo y se analiza con exageración. La diferencia entre la culpa y la vergüenza es que la culpa se dirige a una conducta concreta, mientras que la vergüenza lanza una crítica al ser entero, no a una conducta particular, provocando rechazo hacia uno mismo. Esto hace que queramos ocultarnos: Tapándonos la cara o yéndonos. Pero también podemos ocultarnos de otras formas más sutiles como cambiando de forma de ser en momentos sociales concretos, siendo extremadamente perfeccionistas para evitar ser juzgados…

Sentir un poco de vergüenza en contextos concretos es bueno, adaptativo y recomendable. El problema es cuando esta emoción es exagerada. Esto puede causar problemas en todos los ámbitos de nuestra vida:

  • Cancelación de eventos sociales en el último momento.
  • Evitación de situaciones sociales nuevas aunque positivas.
  • Tener pocos o ningún amigo.
  • Pasividad, pesimismo, baja autoestima.
  • Sobre uso de redes sociales para contacto social indirecto.

Una terapia exitosa reduce las barreras a la acción y aumenta la toma de riesgos y la autoaceptación adecuadas. La terapia individual ofrece un lugar para explorar las necesidades, actitudes, creencias y comportamientos propios sin la presión de los demás. La terapia individual y de grupo ayudan a desarrollar una mayor empatía hacia los demás y hacia sí mismos, reduciendo los pensamientos negativos, la autoculpabilidad y la vergüenza, al tiempo que construye perspectivas positivas y patrones de comportamiento eficaces.