El nacimiento de un hijo es un cambio radical en la vida de los padres, dado que hay que reorganizar muchas cosas de la vida para adaptarlas al futuro miembro de la familia.
Es importante ponerse de acuerdo para organizar los horarios para el cuidado del menor, del hogar y el trabajo, pero no debemos olvidar que también necesitamos momentos de descanso para poder funcionar correctamente, es por eso que no debemos olvidar los momentos del día que podamos invertirlos en nosotros mismos.
Es posible que nos sintamos angustiados al principio por no saber si lo estamos haciendo bien, pero debemos saber que nadie nace aprendiendo y menos a ser padres, es algo que se aprende con la experiencia.
A lo largo del proceso nos sentiremos útiles al ver que nuestro hijo está bien cuidado y protegido y eso nos hará sentir realizados en ese aspecto, pero debemos focalizarnos en la construcción de la independencia de nuestro hijo y no caer en la sobreprotección alcanzada cierta edad. Para ello, se recomienda darle cierta responsabilidad en sencillas tareas del hogar que podéis realizar juntos y que le permitirá entender las normas del hogar y lo gratificante del trabajo en equipo.
Cuando nace el segundo hijo, debemos hacer consciente al hermano mayor -si es lo suficientemente maduro- de que se avecina un cambio. Es conveniente decirle la verdad y explicarle cómo va a ser ese cambio con la experiencia que vivísteis con él. Debemos saber que el hermano mayor no será el único que pueda tener sentimientos encontrados con el nacimiento de su hermano menor, por lo que deberemos estar atentos a nosotros mismos para poder detectarlos y gestionarlos correctamente.
Y sobre todo, debemos avanzar con la tranquilidad de saber que ya contamos con la experiencia pasada para abordar esta nueva situación de cambio, por lo que estaremos más preparados que nunca para su llegada a este mundo.
Si aun con todo, la situación se hace cuesta arriba, os recomendamos acudir a un especialista que os permita encontrar solución a esos puntos que se os escapan.